En el diseño arquitectónico, urbano y de interiores existe una indescriptible variedad de formas y materiales, aunque por lo general se opta por formas cuadrangulares y rectangulares, por ser estas las formas de los lotes donde se levantan las construcciones, lo mismo sucede en el diseño de muebles, al tener que adaptarlos a habitaciones ortogonales (de ángulos rectos) se tiende a diseñarlos también de manera ortogonal.
Si tomamos como base las formas en las que se organiza la naturaleza, descubriremos que una de las mejores formas para agrupar espacios es, sin duda, el hexágono. Pensando en un panal de abejas, podemos notar que el diseño de su forma es sumamente eficiente, el espacio se ocupa en forma de módulos que se «engrapan» unos a otros formando una red compacta y adaptable a diferentes entornos, y además, se minimiza el gasto de cera.
Algunos profesionales de la construcción y el ordenamiento urbano, han propuesto módulos de agrupación de ciudades en forma de red hexagonal, ya que se considera que así, la distancia entre una ciudad y otra siempre sería la misma, y cada ciudad podría administrar de manera eficiente su zona de influencia.
Sin embargo, el hexágono es una forma geométrica que fascina por su personalidad, contundencia y las sensaciones que transmite. Se puede recubrir un espacio utilizando únicamente hexágonos, sin necesidad de recurrir a otras piezas que ayuden a rellenar huecos, además, si se decide no rellenar por completo el espacio, esta aún sigue funcionando como un conjunto, como un todo que da consistencia estructural y visual a la composición.
La forma hexagonal se encuentra entre nosotros desde el principio de los tiempos, y un claro ejemplo de ello es la madre naturaleza. Las esmeraldas, con su característico color verde, se formaron hace entre 35 y 65 millones de años, cristalizan hexagonalmente, los copos de nieve y su hermosa estructura hexagonal, etc.
El mundo de la arquitectura tampoco ha sido ajeno a las ventajas ofrecidas por esta forma geométrica y han sido muchísimos los proyectos que han utilizado al hexágono en sus construcciones.
En la Ciudad de México encontramos un bello ejemplo de la utilización del hexágono en el edificio del Museo Soumaya, propiedad de uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim. Este edificio posee una compleja fachada de 10,000 m2, la cual en algún momento fue descrita como «imposible de construir», ya que consiste de 16,000 brillantes hexágonos de aluminio que parecen flotar sobre su superficie, separados por milímetros entre ellos.
Para la construcción del museo, diseñado por el audaz arquitecto Fernando Romero, se contrató a la empresa Gehry Technologies (GT), fundada nada más y nada menos que por Frank Gehry, para coordinar la compleja ingeniería tridimensional del edificio. Esta empresa, es conocida por su software «Digital ProjectTM«, que permite a los ingenieros visualizar un modelo tridimensional del proyecto, previniendo conflictos y permitiendo hacer modificaciones en tiempo real. Gracias al modelo virtual desarrollado por GT se demostró que se podía visualizar los hexágonos en la posición correcta.
El resultado fue maravilloso, cada elemento se ajustó tal como se predijo en el monitor de la computadora y hoy, los elementos sobre el museo brillan acentuando su forma caprichosa. La precisión de la fachada hace que la superficie parezca un elástico encaje que abriga el cuerpo estructural.
El hexágono será, sin duda, una forma que continuaremos viendo en muchas construcciones tanto actuales como futuras.