El high-tech (alta tecnología) es un estilo de arquitectura que mezcla la arquitectura con la alta tecnología, desarrollado durante los años setenta. Su nombre proviene del libro de Joan Kron y Suzanne Slesin The Industrial Style and Source Book for The Home, publicado en 1978. En este libro se muestran obras donde los materiales industrializados, especialmente en techos pisos y muros, son los principales protagonistas.
La arquitectura High Tech, también llamada Tardo Modernismo, hace de puente entre el Movimiento Moderno y el Postmodernismo, y podría decirse que retoma un estilo que iba de salida, como el Movimiento Moderno y lo reinterpreta a partir de una fuerte imagen tecnológica, lanzándolo hacia el presente. Uno de sus principales exponentes es Norman Foster.
Esta tendencia arquitectónica no ha tenido demasiada aceptación en México por su atmósfera fría y agresiva, sin embargo existen famosos edificios que representan este estilo en la CDMX, como:
- Biblioteca Vasconcelos (2006), obra de Alberto Kalach, Gustavo Lipkau, Juan Palomar y Tonatiuh Martínez. Este recinto constituye un centro de convivencia, estudio y desarrollo cultural.
- Torre de Ingeniería de la UNAM
- Estaciones del Metro a lo largo de la línea A (Buenavista – San Lázaro)
- Escuela Nacional de Teatro, obra de los arquitectos Enrique Norten y González Pimienta.
La base de la arquitectura High Tech es el uso creativo de los espacios para producir obras en las que se evidencia la complejidad de la técnica empleada. Este estilo utiliza bastantes elementos prefabricados, paredes de vidrio y estructuras de acero, y persigue una apariencia industrial que a la vez hiciera al usuario sentirse como en casa. Lo más importante es la función, sobre los aspectos estéticos.
En la década de los 60s este estilo arquitectónico evolucionó de tal forma que llega a ser difícil distinguir de la Arquitectura Postmoderna. Gran parte de las edificaciones representativas de este estilo se desarrollaron en Europa y Norte América, debido a que tras el paso de la Segunda Guerra Mundial, fue necesario decidir entre reconstruir o crear.
La arquitectura High Tech se vió reforzada tiempo después por eventualidades como la carrera espacial, la llegada del hombre a la luna, la creación de instrumentos tecnológicos, etc. Todos estos elementos fueron clave para que se pensara en instalaciones, estructuras portantes y cubiertas que pudieran estar a la vista.