«Verde», «sustentable» y «ecológico» son términos de moda que utilizan en su beneficio los comercios, decoradores, restaurantes y figuras del espectáculo para ser aceptados. Como no podían quedarse atrás, muchos arquitectos se han convertido en promotores de esas ideas, y se presentan como los nuevos mesías de la arquitectura verde.
Incluso, se pueden encontrar anuncios de «edificios verdes» para atraer a una “eco-élite”, que ejerce una presión social cada vez más intensa para mejorar el diseño y el mantenimiento de casas y edificios en los que se considere su ciclo de vida completo y su impacto en el uso de recursos y energía. Algunos países como Alemania, Australia, Estados Unidos, Reino Unido o Nueva Zelanda han hecho notorios avances y son muestra de la dirección que deberán tomar los arquitectos y constructores para perfeccionar los diseños de sus construcciones.
La sustentabilidad ya es tan importante que formó parte de las campañas de los candidatos para gobernar Estados Unidos; lograr un sistema de energía ambientalmente sustentable puede representar nuevas fuentes de trabajo para entre dos y cinco millones de personas en los próximos 10 años.
Para nadie es novedad la importancia de proteger al medio ambiente contra el impacto negativo que deja la huella de carbono producida por los inmuebles y su funcionamiento. Ignorar las características del clima, altitud, orientación y entorno físico, así como el impacto de nuestra huella de carbono al momento de diseñar y construir una estructura, podría generar una enorme cantidad de construcciones con un gran dispendio en el consumo de recursos no renovables.
Sin embargo, la verdadera revolución verde no se conforma con que en algunos edificios instalen costosos equipos. Por el contrario, será verdaderamente verde cuando millones de edificios estén bien orientados, tengan colectores solares económicos, buenos aislantes y sistemas de iluminación más eficientes. Sólo con la suma de millones de acciones podremos reducir sensiblemente el consumo de energéticos y de recursos, para poder asegurar que el futuro sea realmente verde.
Existen productos y empresas que tienen un gran compromiso por reducir la huella de carbono y en crear nuevos espacios que vayan más allá de los límites del diseño, llevando a cabo prácticas respetuosas con el medio ambiente, que dejen un impacto positivos. Tal es el caso de Grupo Construdeco y USG. Por su parte, USG mantiene el compromiso de ofrecer sistemas con tecnología de vanguardia para el desarrollo de la construcción de espacios sustentables, mientras que Grupo Construdeco mantiene su propio compromiso al distribuir únicamente productos de la mejor calidad, de empresas que lleven a cabo las mejores prácticas sostenibles, optimizando desde los transportes hasta la integración de materiales reciclados y reciclables.